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Historia completa

Todo nació del sueño de dos hermanos con una misma pasión: compartir con el mundo lo mejor de México. Iniciamos nuestro camino con una marca de tequila, guiados por el profundo respeto a la tierra, al agave y a la tradición que encierra cada gota de esta bebida milenaria.
Con el tiempo, ese mismo respeto nos llevó naturalmente al mezcal. No como una moda, sino como una convicción. Descubrimos en el mezcal no solo una bebida, sino una expresión pura del territorio, de las manos que lo trabajan y del alma de nuestra cultura.
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El tequila y el mezcal comparten algo que pocas bebidas en el mundo pueden presumir: su origen toma tiempo. Tiempo real. Desde la plantación del agave hasta la destilación, pasan al menos 6 o 7 años. A veces más. Es un proceso que exige paciencia, dedicación y profundo conocimiento. Y por eso creemos que merecen un lugar más alto en el reconocimiento global.
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Nuestra misión es clara: queremos llevar estas joyas mexicanas a todos los rincones del mundo. Mostrar que detrás de cada copa hay historia, esfuerzo, herencia y orgullo. Llevamos en el corazón a México y queremos que cada botella que llevamos al extranjero cuente esa historia. Con cada trago, honramos al agave, a la tierra y a quienes lo cultivan generación tras generación.
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Así nació nuestro mezcal, desde Oaxaca, entre dunas, montañas y el mar. Porque entendimos que México es tan diverso como sus sabores. Y decidimos estar ahí, donde la tradición sigue viva y el mezcal se hace como siempre se ha hecho.